Flujo migratorio en la selva del Darién alcanza niveles récord en 2023, ACNUR y OIM piden respuesta regional

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En los primeros siete meses de este año, el número de personas que han cruzado la selva del Darién entre Panamá y Colombia con el objetivo de dirigirse hacia el norte del continente ha alcanzado un nivel récord, igualando la cifra total de migrantes y refugiados que realizaron esta travesía en todo el año 2022, que hasta entonces se había considerado la más alta en la historia registrada.

Las cifras oficiales proporcionadas por el gobierno de Panamá revelan que más de un cuarto de millón de personas se aventuraron en este peligroso viaje hasta el 31 de julio pasado. Frente a este desplazamiento masivo de población, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han instado a los países de la región a adoptar un enfoque integral, regional y colaborativo para atender las necesidades humanitarias y de protección de estas personas en movimiento en América Latina y el Caribe.

El informe desglosado de la ONU muestra que, aunque la mayoría de los migrantes y refugiados provienen de la región, cada vez más personas llegan desde países muy lejanos. Ciudadanos venezolanos constituyen el 55% de esta población, seguidos por haitianos y ecuatorianos, con un 14% cada uno. También se ha observado la presencia de migrantes provenientes de China, Colombia, y descendientes de haitianos nacidos en Chile y Brasil. Además, personas de Afganistán, Nepal y Perú, entre otros lugares, también han emprendido este difícil viaje.

Las agencias de la ONU enfatizan que las personas que se arriesgan a realizar esta peligrosa travesía son altamente vulnerables y necesitan apoyo y asistencia vitales. Por tanto, resaltan la importancia de ampliar las vías regulares de migración para proteger la vida y los derechos de aquellos que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad. También hacen un llamado para fortalecer los sistemas de determinación de la condición de refugiado y encontrar alternativas de protección en la región, mientras se trabaja en brindar estabilidad en los países de origen, destino y retorno en América.

El director del ACNUR para el continente, José Samaniego, explicó que diversos factores interconectados, como el acceso limitado a derechos fundamentales y servicios esenciales, así como el impacto de la violencia y la inseguridad, siguen impulsando a la gente a situaciones de desplazamiento.

ACNUR y OIM subrayaron la necesidad de una respuesta hemisférica al fenómeno migratorio y enfatizaron en la importancia de unir esfuerzos regionales y en los países de origen para abordar las causas profundas de los desplazamientos forzados y la migración irregular. En este sentido, se requiere una mayor solidaridad, cooperación internacional y responsabilidad compartida por parte de la comunidad internacional.

La directora regional de la OIM para Centroamérica, Norteamérica y el Caribe, Michele Klein, consideró que la peligrosa travesía de la selva del Darién es un testimonio de la desesperación y la determinación de quienes buscan una vida mejor y enfatizó la urgencia de actualizar los sistemas migratorios para evitar futuras tragedias. Insistió en que es deber colectivo, no solo de Panamá, ofrecer soluciones humanas y sostenibles para esta situación.

Ambas agencias elogiaron los esfuerzos implementados por Panamá para combatir la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes, así como por ofrecer vías legales flexibles para las personas migrantes y refugiadas y promover actividades económicas sostenibles en las comunidades fronterizas.

La OIM y el ACNUR trabajan conjuntamente con instituciones nacionales, comunidades de acogida y otras organizaciones para proporcionar asistencia humanitaria a través de Estaciones Temporales de Recepción Migratoria (ETRM). Además, ofrecen información sobre los riesgos asociados a la migración irregular y ayudan a las personas que necesitan protección internacional con su solicitud de condición de refugiado.

José Samaniego, el director continental de ACNUR, destacó que han aumentado la asistencia humanitaria y de protección para atender las necesidades urgentes de las personas refugiadas y migrantes, proporcionándoles alimentos, alojamiento y atención médica, además de brindar información sobre sus derechos y bienestar.

Ambas organizaciones insistieron una vez más en la importancia de adoptar un enfoque colaborativo y regional para una mejor respuesta a los movimientos mixtos de personas refugiadas y migrantes en América. Se debe abordar la raíz de los desplazamientos y promover vías seguras y regulares como alternativas a los peligrosos viajes que tantas vidas están poniendo en riesgo. La solidaridad y cooperación internacionales son esenciales para enfrentar este complejo desafío.

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