Conservación

Manglares: protectores de la costa

By Biofuture

September 27, 2021

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Ante los efectos de la erosión, las tormentas, las grandes mareas y las descargas fluviales, los manglares siempre han aportado en evitar el desgaste de las zonas costeras.

Los manglares, son ecosistemas propios de las zonas tropicales y subtropicales que se desarrollan en contacto directo con el ambiente marino y terrestre, facilitando un hábitat óptimo para gran diversidad de especies; en Panamá contamos con 11 de las 70 especies de mangle que se encuentran a nivel mundial, sin embargo, por acción del hombre, la cobertura de los mismos ha disminuido drásticamente, proporcionando caos en las zonas costeras.

Durante los últimos 50 años, se han talado más de la mitad de los manglares existentes, de unas 360 000 hectáreas estimadas en 1969, hubo cerca de 170 000 en 2007 (Spalding et ál., 2010), entre las principales razones del declive de estas, se encuentra la contaminación excesiva proveniente de los ríos y la deforestación para obtener productos como el carbón que utilizamos generalmente en nuestras barbacoas.

Particularmente, en muchas zonas secas del Pacífico panameño, se puede desarrollar en estos ecosistemas un ambiente particular conocido como las albinas, que se desarrolla entre el manglar y la zona donde no existe influencia de las mareas; aunque son suelos típicamente desprovistos de vegetación, es posible encontrar algunos cactus de los géneros Opuntia y Selenicereus; así como algunas Bromelias (Mendieta, 2006).

Pero, si desaparecen ¿qué pasaría?

Primeramente, muchas zonas costeras, entre ellas, comunidades y negocios, quedarían inundadas, ya que estos ecosistemas protegen la costa de las mareas, las olas y los fenómenos atmosféricos; las aguas costeras quedarían sumamente contaminada por los desechos que provienen de los ríos, los manglares al ser barreras naturales, contienen los residuos que originamos diariamente, conteniendo la gran cantidad de sedimentos.

El uso del manglar y su explotación ha resultado en una degradación del ecosistema; un ejemplo claro se observa en los manglares de Chame, donde la sobreexplotación ha prácticamente eliminado los árboles maduros dejando un bosque secundario con árboles jóvenes y así también una disminución de la superficie de mangle (Mendieta, 2006).

Los árboles de mangle capturan una significativa cantidad de carbono de la atmósfera y la almacenan en sus raíces, troncos, ramas y hojas; además, en el suelo del manglar, rico en materia orgánica, también se almacena mucho carbono. Si se destruyen los manglares, gran parte de este carbono almacenado tarde o temprano entrará a la atmosfera, contribuyendo así a la aceleración del cambio climático (ANAM-ARAP, 2013).

Las consecuencias de todo ello son la pérdida de la biodiversidad y la desaparición de muchas especies en estos espacios naturales, pero, sobre todo, el empobrecimiento de los habitantes de los pequeños núcleos de población que viven en estas zonas (González, 2018).

Estos ecosistemas proporcionan miles de servicios para los sectores turísticos, económicos, investigativos, ecológicos, sociales, etc. Es necesario que fortalezcamos la conservación de los manglares en todas las regiones del país, que se hagan cumplir las leyes que los protegen y establecer nuevas regulaciones para las actividades que se realizan dentro y en sus alrededores; de igual manera, es indispensable dar a conocer los beneficios que estos brindan a los animales, las plantas y a la sociedad en general, para así crear un espacio de concientización ambiental y promover la preservación de los mismos.

Referencias: