El pasado 01 de marzo dieron inicio las clases para los centros educativos oficiales y particulares. Según datos del Ministerio de Educación (MEDUCA) serán unos 895 mil estudiantes a lo largo y ancho del país, que serán atendidos por maestros y profesores, que utilizarán diversas estrategias a distancia, para cumplir con el contenido y lograr alcanzar los objetivos planteados, ante una situación cada vez más evidente y urgente, la pedagogía del afecto, aquella que se acentúa en la sana convivencia.
Es preocupante ver que no hemos podido volver a las aulas de clases y otras regiones cercanas, como Colombia, ya lo han hecho. Siguen nuestros niños y jóvenes obligados a dejar de lado la humanidad del proceso educativo, porque es eso el proceso de enseñanza- aprendizaje, un proceso humanizador, que no sólo debe buscar cumplir con currículo, también formar a los participantes en el saber convivir. De allí la importancia de que, como educadores, busquemos las estrategias necesarias, para hacer de nuestras clases virtuales, un encuentro cercano, cálido y empático.
La pedagogía del afecto es fundamental y de mucha importancia dentro del proceso educativo, demostrar o sentir afecto es inherente al ser humano, por medio del cual vamos poco a poco construyendo nuestra personalidad y aprendiendo sobre la vida, las emociones, los problemas, los triunfos, aciertos o desaciertos de nuestros estudiantes, que muchas veces son causa de su buen o mal comportamiento, alta o bajas calificaciones y de su desenvolviendo dentro de la sociedad misma.
Nuestro buen comportamiento como sociedad, para seguir disminuyendo los contagios de COVID-19, serán de gran ayuda, para que nuestros estudiantes regresen al aula de clases y puedan volver a sentir el calor humano de la educación.